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Charlotte Gainsbourg, crítica., Kiefer Sutherland, kirsten dunst, lars von trier, Stellan Skarsgard
Que ver una película de Lars Von Trier nunca es fácil es de sobras conocido, pero sinceramente lo que esperaba de ésta es mucho más de lo que he podido disfrutar, sobre todo teniendo en cuenta las buenas críticas que habían y el premio en Cannes a la actriz protagonista, Kirsten Dunst.
Melancolía está dividida en dos partes, la primera, llamada ‘Justine’ sitúa la historía en un castillo con la celebración de la boda de la mencionada Justine (Dunst) y su recién estrenado marido Michael (Alexander Skarsgard). Entre los invitados se encuentran los familiares de la novia: su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado Jhon (kiefer Shutherland); además del jefe de ésta, Jack (Stellan Skarsgard). En ella se describe a una (nunca mejor dicho) melancólica Justine, que pese a ser el dia de su boda, se encuentra con un estado de ánimo pesimista que roza con la depresión y la locura.
La segunda parte está centrada en Claire y el miedo que siente al creer en la posible destrucción del planeta Tierra por parte de un planeta que se acerca, llamado (como no podía ser de otra manera) Melancolía.
Dos situaciones que aparentemente no tienen nada que ver entre ellas, y un giro de guión que podría clasificarse de cambio radical de la trama. Sin embargo, parece necesario para conocer a los diferentes personajes de la boda y su posterior postura contra la inminente (o no) muerte.
Von Trier suele apostar por llevar al límite todo los géneros que toca, como pasó en el musical ‘Bailar en la oscuridad‘, la comedia ‘El jefe de todo esto’, el terror en ‘Anticristo’ o experimentos treatales como ‘Dogville’. Melancolía no es diferente en esto, pero si marca la diferencia en la cuidada estética y planificada banda sonora, que paradójicamente embellece la devastadora trama.
Ver esta pelicula es todo un ejercicio para un espectador que probablemente se pregunte qué es lo que está pasando o a dónde quiere llegar el director. La primera parte es excesivamente larga y aburridamente plana, con poca emoción; aunque cabe decir que podría salvarse por la segunda parte donde los acontecimientos se desarrollan de manera más dramática y conmovedora (la música es clave en esta parte).
Lo mejor: la segunda parte de la película.
Lo peor: que las emociones y la intensidad pasan desapercibidas.
La secuencia: el comienzo del film, que es a la vez un resumen del final del mismo.
El plano: Jhon en el establo.
El momento: El plano final, bello y terrorífico al mismo tiempo.
La frase: ‘El mundo es cruel, no debemos llorar por él’ (Justine)